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martes, 23 de mayo de 2017

¿NOS HEMOS ENCONTRADO CON LA "NIÑOFOBIA"?

Niñofobia. Una palabreja inventada en este mundo en el que vivimos en el que todo, absolutamente todo se mide por filias o fobias y, lo que lo peor aún, se trata de pasar desapercibido o de resultar indiferente. "Niñofobia" ha salido a la luz estos a través de un padre, Andrés Palomino, que es ilustrador y friki,  y se ha sentido discriminado por no poder ir con sus hijos a un restaurante, donde le negaron el acceso. Cada vez hay más hoteles y establecimientos "para adultos", en los que los niños no tienen cabida ni son bienvenidos. No vamos a discutir esta tendencia, sino a exponer nuestra experiencia.






Para los que sigáis las aventuras de la familia Rosquillas, Rosquis siempre ha sido un bebé/niño inquieto, curioso, movido, activo y muy intenso, desde la cuna hasta la cama en su propia habitación. Pero no por ello nos hemos quedado en casa. Con 5 meses hicimos 5 días de vacaciones en una casita rural de la parte de la Costa Brava más rural e interior. Allí convivimos con huéspedes, salimos a comer y a cenar a un restaurante del pueblo con el que tenían un convenio en nuestro hospedaje y sólo recibimos buenas atenciones y comprensión por parte de todos los que nos atendieron tanto en el hotelito como en el restaurante. Por ello, sólo puedo tener buenas palabras hacia ellos y recomendarlo a todo el que me pregunte dónde es. Se hicieron cargo de que a un bebé no se le pueden quitar las pilas y desconectarlo cuando llora o "hace ruido" y jamás nadie nos dijo que hubiésemos molestado. Nos sentimos como en nuestra propia casa. Fueron unos días estupendos, aunque Rosquis en algunos momentos demostró su intensidad.

Al verano siguiente decidimos irnos a Molló, un pueblo del Pirineo de Girona, a un hotel de montaña. Allí comíamos en el jardín, había más huéspedes que en la casita rural, la gente nos miraba con cara de diversión y agrado. Hasta que la primera noche, el niño lloró y le costó dormirse, quizás por el cambio de entorno, pues hasta pasadas las 22.30h no se durmió. Al día siguiente, pudimos comprobar como una pareja de alemanes que estaban en la habitación contigua pidieron trasladarse a un piso superior. Muy lícito si querían estar tranquilos. Decidimos cenar en el bar más temprano de lo habitual, en vez de  en el restaurante, pues Rosquis se "ponía intenso" con las esperas de las comidas y cenas y no queríamos molestar al resto de comensales. Nunca los propietarios se quejaron ni dijeron nada, pero al cabo de unos meses, me negaron el acceso cuando volví a contactar para hospedarme. Y eso que era un hotelito familiar, pues así se anuncian en la web y en Booking.

El verano pasado partimos las vacaciones en dos lugares distintos: Primero, en una casa rural en Camprodón y luego en el hotel Vilar Rural de Sant Hilari de Sacalm. En la casa rural nos encontramos a una propietaria que tenía hijos y nietos y aceptó a Rosquis de buen grado, incluso se ofreció para darle de comer alguna vez. Una persona encantadora y servicial. En el hotel Vilar Rural, como todos los clientes eran familias con hijos, nos sentimos muy bien atendidos e integrados, incluso nos dejaron quedarnos en la habitación hasta media tarde el día de nuestra marcha. 

Cuando vamos a restaurantes y a hoteles, hemos decidido adaptar el horario de comidas al del peque y siempre en lugares ya conocidos, donde sabemos que sirven bien y rápido. Si alguna vez hemos decidido aventurarnos y el servicio ha sido más lento de lo esperado y Rosquis se ha impacientado y "puesto intenso", nos lo hemos llevado sin comer postre, para no molestar al resto de comensales. 

En definitiva,que sabemos que nuestro Rosquis es un peque travieso, y conocemos cómo y cuándo se pone intenso y tratamos de entretenerle con juegos o juguetes o evitar ciertas horas o situaciones. Y desde que así actuamos, nos va mejor.

Pero la "niñofobia" existe, pues hemos tenido que soportar caras largas, sólo porque el niño se reía a carcajadas o se le caía un cochecito de juguete de la mesa al suelo y hacía ruido, o bien alzaba la voz porque se impacientaba. Todos hemos sido niños y, a veces, no es sólo cuestión de educación, sino de empatía y de sabernos poner un poquito en lugar de ese niño y de esa familia que es imperfectamente humana, como tú y como todos. Porque no puedo quitarle las pilas o programarle como a un robot o a un cyborg para que controle en todo momento y situación sus emociones. Ya nos gustaría. Pero no puede ser siempre así porque, por mucho que seamos educados y que queramos que nuestro peque se comporte siempre "bien" (o lo que se considera un "buen comportamiento") sin excepción, siempre hay y habrán días malos y situaciones comprometidas en las que necesitaríamos más una mano de ayuda o una sonrisa, que un gesto torcido de desaprobación o una mirada desairada por encima del hombro. Y por último, perdonad las molestias, todos aquellos que se hayan sentido "damnificados" o "molestados" por mi peque y sus "travesuras" en alguna ocasión. Gracias por vuestra comprensión, paciencia y empatía.

¿Cuáles son vuestras experiencias? ¿Habéis vivido situaciones de "niñofobia"?

5 comentarios:

  1. Uy, sí! Entiendo muuuy bien lo que cuentas. Mi peque no es demasiado intenso, pero tampoco se la pasa durmiendo... A veces monta el numerito (sobre todo en los terrible two's que ya hemos pasado) y mi marido se pone fatal, le da vergüenza y no quiere molestar a los demás. A mí, qué quieres que te diga, me da bastante igual (durante el parto perdí toooooda la vergüenza que tenía) y si de repente me monta el numerito en público, en el restaurante, en el super, en la calle o donde sea, pues los demás, sintiéndolo mucho, se aguantan. Ellos también han sido niños y han hecho las mismas cosas, incluso varios de ellos habrán tenido hijos ahora ya mayores y habrán pasado por ello también. Y los que no los han tenido, pues paciencia, chica... Que mis hijos van a pagar sus pensiones... Evidentemente todo dentro de unos límites: si me monta un numerito, trato de corregirlo lo más deprisa y buen que puedo, pero no voy a abandonar el restaurante, el súper o lo que esté haciendo... Lo siento...
    Ahora mismo hay dos frases que me están funcionando muy bien: 1). ¡Cuento hasta 3 y...! (y no hace falta ni que empiece a contar) 2). ¡Me voy a chivar! (se ha puesto de moda en su clase esta expresión y creo que no saben ni lo qué quiere decir, pero si se lo digo, ipsofacto se calma!!!)
    Un abrazo!!

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    1. Yo sigo teniendo vergüenza si monta un pollo y acabo saliendo o yéndome de dónde sea...Ni lo he superado ni lo superaré, que no se "comporte correctamente" me sabe mal. Y estos dos truquillos que veo que os funcionan, los pondré en práctica. Besitos!

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  2. ¿qué es el buen comportamiento? Si empezamos por eso, tenerlos amenazados para que actúen contranatura ya empieza siendo un comportamiento dudoso por nuestra parte... ains, que no se extienda, pordiosa, que no se extienda esta moda odiosa.

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    1. Ufff, el buen comportamiento es el que rige la sociedad y dice lo que es correcto y lo que no, supongo. Te entiendo bien, coaccionar y amenazar también va contra la naturaleza. Es complicado, la solución es más empatía y tolerancia y que esta "niñofobia" no se extienda, como bien dices. Besitos!

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  3. Los niños son niños y no molestan a propósito, pero nadie habla de la cantidad de adultos maleducados que hay sueltos por el mundo...Buen post!! Yo también soy catalana, voy a tener que visitar esas casas rurales!

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