Después del cuentacuentos pasamos al taller. Así pues, mientras los peques hacían un taller de dibujo, los mayores nos sumergíamos, de la mano de Antonio Plazas y Mitsuko Fukui en el universo de la caligrafía japonesa. Nos iniciamos en el shodo (el camino de la escritura), que es el arte de poder plasmar mediante tinta (sumi, que puede ser tinta seca o líquida), pincel (fude, que puede estar elaborado de pelo de animales o incluso de los primeros cabellos del bebé, por ello es muy apreciado y especial) y papel (hanshi: papel elaborado de cáñamo, bambú, arrox y trigo) los trazos y líneas que conforman la escritura japonesa. para acabar escribiendo nuestro nombre y el de nuestros peques (en lápiz) porque de escribirlo en tinta se encargó la profesional, Mitsuko, y nos contó que los niños aprenden desde pequeños en las escuelas en Japón. Así como pudimos descubrir algunas peculiaridades de la escritura japonesa, como la inclusión o exclusión de algunas sílabas o fonemas, que la diferencian de nuestra escritura occidental. Además, en el recinto había una exposición fotográfica del país nipón, que servía para aún zambullirnos más en Japón.
En definitiva, una mañana muy interesante y muy bien aprovechada, conociendo más Japón, una cultura milenaria y un destino con el que todos hemos soñado (o ido) alguna vez en la vida. En otro post más adelante, os pasaré a comentar el libro Leyendas de Cipango. Además, vamos a estar atentos a la agenda de B The Travel Brand para no dejarnos escapar ninguna jornada tan provechosa, como ésta.
Que interesante y completo! Me hubiera encantado asostir. Que pena que fuera tan lejos...
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