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martes, 2 de diciembre de 2014

A PROPÓSITO DE "YO MATÉ A MI MADRE"


Ayer vi una película que mis colegas de cine me han recomendado encarecidamente: Yo maté a mi madre del enfant terrible del cine actual, Xavier Dolan. Un autor canadiense que tiene la peculiaridad de con sólo 25 años ha realizado 7 películas interesantes y que, además, la primavera pasada compartió un honor destinado a los más grandes, el de ganar ex aecquo la Palma de Oro al mejor director junto al padre de la Nouvelle Vague, Jean-Luc Godard. Y lo consiguió con Mommy, que se estrena esta semana.

Yo maté a mi madre (2009) es su ópera prima, su primera película con sólo 19 años y en ella, rediografía (y autobiografía) a un adolescente de 16 años, profundamente insatisfecho e incomprendido que se lleva "a matar" con su madre. Y eso me llevó a una reflexión más profunda: ¿Qué puede conducir a una tan mala relación madre e hijo en el futuro? El protagonista, Hubert acusa a su madre de varios hechos muy graves. En primer lugar, de que no fue un hijo deseado. En segundo lugar, que no está preparada para ser madre (y que nunca lo estuvo), tachándola de egoísta y egocéntrica y de anteponer siempre sus intereses personales a los de él, su único hijo. Y en tercer lugar, de no comprenderle. La madre, aburrida y sin saber qué hacer, decide enviar a su hijo a un internado y separarle de ella, con lo que sus problemas, en vez de solucionarse, se agravan.

Este Antoine Doinel del siglo XXI (sí, está muy presente el carácter protagonista de Los cuatrocientos golpes, de François Truffaut y sus secuelas posteriores) tiene una máxima que nos lleva a pensar aún más profundamente: Si alguien matarse a mi madre, no podría soportarle y le mataría, aunque conozco 100 personas más a las que quiero más que a ella en el mundo". Esa frase, de profundo rechazo en apariencia, esconde un amor a su madre que, por alguna razón ha soterrado, seguramente, por no verse correspondido y sentirse rechazado.

Cuando Rosquis sea adolescente no me gustaría que fuese un incomprendido, ni me echase en cara lo que no hice por él. Así pues, empecemos desde bebés a escuchar y atender las necesidades de nuestros hijos, con paciencia, amor y comprensión, intentándonos siempre poner en su lugar, ayudándole a crecer, satisfaciendo sus necesidades, para luego educarlos y que se vayan formando como personas.

Además, hay que brindar a nuestros hijos la confianza para que se vayan labrando una personalidad única y propia, en base a sus gustos y sus necesidades. El protagonista de la película oculta a su madre su identidad sexual y ella tiene que enterarse, de casualidad, por terceras personas. ¿No es triste que algo así ocurra? Todo se basa en una cuestión de confianza: Escuchemos y atendamos a nuestros hijos, ya desde bien pequeños. Son los adultos del futuro y de nosotros depende que se labren un porvenir y se forjen una identidad propia.

¿Qué os parece esta refleXión? Espero vuestros comentarios

domingo, 16 de noviembre de 2014

CINÉFILO Y SERIÉFILO DESDE LA CUNA

Que somos unos frikis, por todos es ya sabido. Mi Rosquis va a salir un friki de primera. De momento, todos nuestros intentos para que vea dibujos animados han sido en vano. El rey león la vio, de momento, pero antes de que cantaran Hakuna Matata ya se había dormido; tampoco tuvimos suerte con Mi vecino Totoro, pues antes de que saliese Totoro ya estaba roncando.

También se durmió en la primera sesión de cine que hicimos con 7 meses. En los Cines Imperial de Sabadell, un viernes al mes hacen una sesión especial (en primera sesión) con las luces atenuadas y el sonido más bajo de lo habitual para que los papis podamos ir a cine con nuestros bebés. Aquella y única vez que fuimos en septiembre vimos la película que habíamos votado previamente en Facebook, Guardianes de la Galaxia, aunque de ver más bien poco. Primero Rosquis muy bien, observándolo todo e intentando llamar la atención y socializarse con otros "compis" de su generación, aunque como aún no gateaba, tuvo que conformase con sentarse en el regazo de Mamá y Papá Rosquillas. Hasta que decidió ponerse a llorar y ni el pecho ni nada le calmaba. Al final de mucho movimiento y grito, se quedó profundamente dormido.

Por eso mismo, nos ha dado reparo de repetir la experiencia y esperaremos a enero, cuando estará a punto de hacer el año y ya sea un poquito más mayor, para ver si está más calmado. Hablando de calma, a Rosquis le encanta el thriller. Y lo hemos podido comprobar en casa cuando veíamos las series True Detective y Fargo. No se perdía ni un capítulo, sin pestañear, ni dormir ni quejarse.


También se portó bastante bien en la Dracarys Con, la Convención de Juego de Tronos que hicieron en Terrassa a finales de octubre. Pudimos hacernos fotos en el Trono de Hierro, asistir a conferencias, a demostraciones de esgrima y comprar algunos recuerdos "frikis" en las tiendas, sin que armara demasiado alboroto.

Esta semana, Rosquis ha conocido a un amiguito mayor, pues hemos quedado con una compañera y amiga de facultad y su nene de 2 añitos para tomar algo. Y aquel día, tuvo el detalle de subirse a la mesa, de tirarme el vaso de zumito y de quitarse el zapato, ante la estupefacción del otro nene y de su madre que miraba divertida lo travieso que era...Ayer vino a nuestra reunión de cineclub mensual con el grupo de periodistas de los pases de prensa y se estuvo casi todo el rato llorando, con lo cuál nuestro meeting duró menos de una hora, pues nos lo tuvimos que llevar a casa a hacer la siesta tardía, eso sí.

Esta semana, además, queríamos asistir a Maldanins, las sesiones para padres con bebés de Cine Maldá de Barcelona, pero hemos desistido pues se encuentra irritable en plena erupción dental...Próximamente, tenemos pensado asistir a algún taller de música o de inglés para bebés, pero eso será próximamente. Os seguiremos contando.