Llega diciembre y desde el pasado viernes 27 de noviembre se instala en el centro de Barcelona, concretamente en la Plaza de la Catedral, la tradicional Fira de Santa Llúcia, una de las más antiguas de España. Es mi #mamaterecomienda de hoy. La Fira data de 1786, de la mano del escritor Rafael Amat, que da constancia de este aconteciemiento, años más tarde sería el poeta Joan Amades que confirmaría la fecha. Un siglo más tarde, en 1860, ni la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad pudo acabar con este entrañable mercado navideño que se celebra de manera ininterrumpida hasta nuestros días. Durante 3 semanas, hasta el 23 de diciembre.
Las tradicionales "paradetes" o puesteciellos se agrupan en cuatro categorías:
-Pesebres y figuritas de Belén tradicionales. También se pueden encontrar los "Caganers" (figura del pastor cagando, que ahora también se ha extendido y hay deportistas, políticos y celebridades "caganers"). Así como, el Cagatió, el entrañable tronquito con "barretina" que, según la tradición catalana, hay que pegar con un bastón para que cague regalitos para los más peques en Nochebuena.
-Paradas de "vegetación": abetos, musgo, muérdago ("bolitas de la suerte"), etc.
-Paradas de artesanía: Donde se pueden comprar los más variados objetos, desde pendientes hasta platos, etc.
-Zambombas y panderetas: instrumentos para acompañar y amenizar musicalmente las veladas Navideñas.
Es estupendo ahora que tenemos a Rosquis pasearse entre las paradillas con olor a aveto y a musgo y recorrer los puestecillos en busca de las "bolitas de la suerte" o de la última figurita o complemento de decoración para casa. Por sus pasillos, huele a Navidad... y la carita de los más peques no tiene precio. Aunque he de decir que este año aún no hemos podido ir, tenemos una cita con la historia y la tradición en la Fira de Santa Llúcia.
¿Conocéis la Fira de Santa Llúcia de Barcelona? ¿Os gustan los mercados navideños? ¿Vais a mercadillos y compráis?