Hace un año, Rosquis tenía apenas dos meses que se nos hizo Carnaval y yo, recuperándome a duras penas del postparto, con la casa llena de llantos, cólicos, y con el bebé pegado a teta, no me veía con ganas de nada...Me sentía feliz, pero a la vez muy desbordada y demasiado centrada en mi hijo, en conocernos, en entender sus ritmos, sus tiempos...Pero, como diría Celia Cruz "La vida es una Carnaval" y, con los meses, fuimos recuperando poco a poco la normalidad, si es que alguna vez se puede decir que es mi vida es normal, pues sigue siendo caótica, imprevisible y porqué no decirlo, con más colorido que una jornada de Carnaval.
Por ello, este año quería disfrazarle. Enseguida tuve claro que quería que fuese vestido de pirata, para mí con 13 meses Rosquis ya es un bebé mayor y no quería que fuese de animalito (que hubiese sido la opción sencilla, homenajeando el nombre del blog).Gracias a las pautas de Mari Ángeles de www.aprendiendoconjulia.com en el post: http://www.aprendiendoconjulia.com/2015/01/complementos-para-disfraz-de-pirata-de.html me lié la manta a la cabeza e hice algunos complementos del disfraz, el sable pirata y se me ocurrió hacerle también un garfio. El DIY no es lo mío y con la falta de tiempo, aprovechando las cortas siestas de Rosquis y ratos que estaba entretenido con Papá Rosquillas tardé una semana en ponerme a ello, pero lo conseguí tener listo todo dos días antes del Sábado de Carnaval.
El sábado habíamos quedado con unos amigos para ir a una rúa de peques en Ciutat Vella de Barcelona, llamada Petit Carnavalassu, donde niños de escuelas se juntaban con personajes del Carnaval más tradicional.
Aquella tarde, Rosquis estuvo más movido de lo habitual, iba arriba y abajo, a pesar de mis intentos en vano de que hiciese la siesta -sólo hizo una antes de comer-, llegó la hora de disfrazarle y contentísimo se recorrió toda la casa pasillo arriba, pasillo abajo con la espada y el garfio pirata con un alegría desbordante, de manera infatigable.
Durante la rúa estuvo atento a los tambores, a la gente, a la fiesta, a la música, a las risas...luego fuimos a tomar algo con nuestros amigos y su peque, su nene de 2 años y medio disfrazado de vaca y allí aprovechamos para que merendaran. Pensábamos que Rosquis no se dejaría ni poner el babero ni comería ni una cucharada de la papilla de frutas que le habíamos preparado. Pero nos equivocamos, comió bastante bien con el babero puesto y sin rechistar. Pero conforme fue avanzando el rato comenzó a gritar, pues no haber hecho siesta le pasaba factura.
Al final, tuvimos que irnos del local para conseguir con el movimiento de la silla de paseo, se terminase durmiendo, dos horas más tarde de lo habitual y tuviéramos que terminar la tarde de fiesta más pronto de lo que queríamos. Pero...La Vida es un Carnaval...y los padres planeamos y ellos nos cambian el guión. ¿Qué sería la vida sin estos cambios imprevistos?
Foto 1: DIY del sable y el garfio pirata.
Foto 2: Resaca Carnavalera del piratilla de casa con siesta tardía.
¿Cómo habéis pasado el Carnaval con vuestros peques? ¿Os salistéis del plan establecido?